Comparsa de Gigantes y Cabezudos de Casetas
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Gracias a las fotografías antiguas, sabemos que en los 60, ya había una comparsa.
Atendiendo al año de la imagen, sabemos que fue fabricada por Juguetería Recacha (Actual Aragonesa de Fiestas).
La imagen data de 1960, pero los cabezudos fueron adquiridos anteriormente.
Se desconoce el destino que sufrieron estos cabezudos.
En 1982, la Alcaldía adquiere una nueva comparsa a Aragonesa de Fiestas.
-Dos gigantes "Los Reyes Católicos"
-Cinco cabezudos "la Baturra", "el Berrugón", "el Payaso", "el Morico" y "el Baturro".
Los cabezudos llegaron sin trajes y se les ponían mantas muy coloridas, pero posteriormente, a la misma fábrica de Aragonesa de Fiestas, se encargan trajes nuevos para los cinco cabezudos.
Estas figuras tuvieron mucho tirón en las fiestas de Casetas.
Hacían cabalgatas triunfales acompañados por las Majorettes de Zaragoza.
La época de los 80-90, se podría decir que fue el mejor momento de la comparsa.
Incluso se plasmaron en la portada de un programa de fiestas de San Miguel de 1983
En 1985, aumenta el número de cabezudos con un personaje muy peculiar y a la vez representativo, "Mezalmazorri".
Fue bautizado en un evento donde estuvieron presentes todas las figuras de la comparsa.
El Morico de Casetas junto con la Pilara de la comparsa Municipal, apadrinaron el cabezudo.
Se envió una invitación a todos los vecinos del barrio para que no se perdieran la cita.
Casetas, estuvo a punto de perder la totalidad de la comparsa, los cabezudos se deterioraron mucho y junto a los gigantes, fueron almacenados en las dependencias municipales y de vez en cuando, se sacaba parte de la comparsa en fiestas.
Incluso había reivindicaciones vecinales para reformar las figuras.
Los gigantes terminaron llevando ruedas y se les partieron los maderos, además de perder sus vestimentas. Se encontraban en un estado prácticamente insalvable y fueron entregados al municipio de Cariñena, que sí supieron darles provecho.
El año 2013, al nacer la Colla-Amigos de los cabezudos, estos mismos visitan el barrio de Casetas y se encargan de portear lo que queda de los cabezudos del barrio e incluso aportando alguna cabeza más de otro barrio o mismamente de la propia Colla.
En 2014, fueron restaurados y rehabilitados con la ayuda de la Colla.
El Año 2017, se disuelve la Colla para centrarse en la recuperación de la comparsa de Casetas, revitalizándola por completo siendo propia del barrio y sin tener que depender de otras comparsas.
Y también, pasaron a inscribirse en la Coordinadora de Comparsas de Zaragoza. Esto permitió que la comparsa de Casetas fuera conocida por los demás barrios de la capital.
A lo largo de esta duradera rehabilitación, liderada por Santiago Arche, se intenta recuperar las figuras que se han ido perdiendo.
Arche se pone manos a la obra y a su cuenta y riesgo, fabrica recreaciones de aquellos cabezudos (juntando ambas remesas) y decide cederlos en usufructo a la comparsa.
Durante los años 2020 y 2021, durante la pandemia mundial y al no haber salidas, se sigue trabajando para recuperar gran parte de las figuras perdidas.
Por lo tanto, Arche, continúa adquiriendo patrimonio culminando con una recreación de los reyes Católicos.
La comparsa en conjunto, es presentada de forma oficial el 1 de Mayo de 2022 con el apadrinamiento de la comparsa de La Cartuja Baja.
"Los gigantes[...] A estos los conocí de niño, les traté, les admiré, les cí, olí y toque; si, les toque también ¡Vaya si les toqué! Eran los míos.
Llegaban lo menos hasta el segundo piso, iban serios y graves; ni se dignaban mirar a los chiquillos que les precedíamos. [...] ¡Qué bailes sus bailes, con qué gravedad danzaban, sin que siquiera se les viera los pies! Pero no, no; que yo se los ví, yo mismo, unos piececitos enanos, chiquirriticos. ¡Qué desencanto!"
Miguel de Unamuno, 1887
"¿Y el cabezudo? ¡Qué fiero nos arremetía! Pero observé (yo siempre he sido observador) que era el cabezudo razonable, y que, como el toro, no azuzándole, se pasaba de largo. Le esperaba yo un día en la acera de mi calle, y según él se acercaba, se acrecentaban los latidos de mi corazón [...] ¡Qué rabia! ¡No se lo que le hubiera hecho...! Ni me tocó [...]
Miguel de Unamuno, 1887